Recuerdo que era una pequeñita, de unos seis años de edad, y obsesionada con la idea de la música y el violín molesté a mis padres hasta que accedieron... En la escuela dijeron que era demasiado pequeña para entrar a violín, por lo cual me dieron un año previo de teoria y solfeo. Triste y dando vueltas por la antigua escuela llegué a la puerta de una sala de la cual salía ese sonido que tanto me hacía soñar, tímidamente (extraño en mí) entreabri la puerta y logré divisar a un hombre canoso y con ropas opacas tocando el maravilloso instrumento, de todos los momentos mágicos, éste fue el mejor...pasaron minutos hasta que él sin darse vuelta me dijera -pasa- me preguntó qué hacía ahí con una voz de inconfundible ternura y le conté cuanto deseaba aprender a tocar como él y la decepción que me llevé al darme cuenta que era muy niña aún. Sonriendo me dijo -"te propongo lo siguiente, ven despues de cada clase de teoría a ésta sala y yo te enseño, pero es un secreto, nadie puede enterarse. Debes traer a tu mamá para que yo hable con ella"- ... En ese momento no me dí cuenta de lo que sucedía, Él me haría clases gratis, y el dinero no era algo que abundaba en su vida. Comenzé a asistir a sus clases, sagradamente, él me decía "mi pequeña promesa" y disfrutaba con los avances que tenía en el manejo del instrumento, me decía que debía aprender idiomas porque Él se conseguiría los medios para llevarme a Alemania a tocar o Italia en su defecto. Pasó un año y pude entrar oficialmente a las clases...Me levantaba a las seis de la mañana todos los Lunes Miercoles y Viernes para asistir a Violín y los Martes y Jueves a teoría y solfeo...luego de dos años siendo "oficialmente" su alumna y tres de ser su discipula, lo despidieron de la escuela por un altercado con la directora de la época. Debido a mi condición de infante, no me dí cuenta que no le volvería a ver. Pasaron muchos años, dejé el violín por mi mala relación con quien vino a ocupar su lugar, ella nunca se igualaría a Él.
Hace dos día decidí entrar a la escuela y preguntar por Él, me enteré de su fallecimiento, y se me vino el mundo abajo. El gran Maestro Gustavo Tapia había muerto ya hace dos años y hace tres que tenía, a diario, la oportunidad de ubicarle, pero lo pospuse. Ahora es muy tarde para despedirme en persona, pero nunca lo será para rendirle honores.
Estiro mi Arco y alzo mi violín por Tí, Mi Mentor.
Como cada tarde esta
en el parque para tocar
su viejo y cansado instrumento.
En el mismo banco sentado
una manta en el suelo a su lado
dispuesto a dar el lado bueno
y aunque ya se venga a menos
me regala una balada solo por una mirada.
De sus anos de experiencia
mil anécdotas me cuenta
yo finjo creerlo así
me gusta verle feliz
contando aventuras y creyendo ser un violín.
Toca para mi, yo te quiero oír
quiero formar parte de tu locura
pondremos nuestras almas de partitura.
Toca para mi, yo te quiero ouvír
y que el ultimo latido de tu corazón
sea una rosa que brota de la ultima nota.
Hay gente que ríe al verle, con su pajarita verde
sus pantalones ya roídos
y unas flores que he cogidoadornando una camisa
que ha cosido muy deprisa.
El loco maestro toca
con una dulzura loca
y se posa una paloma, en sus zapatos de goma
nadie ríe, nadie habla, los que de ti se burlaban.
Se va recostando y habla de lo dura que la tabla
ya he dejado de fingir, no quiero verle sufrir
contando aventuras y creyendo ser un violín.
Toca para mi, yo te quiero oír
quiero formar parte de tu locura
pondremos nuestras almas de partitura.
Toca para mi, yo te quiero oír
y que el ultimo latido de tu corazón
sea una rosa que brota de la ultima nota.
toca para mi, toca para mi, yo te quiero oír
quiero formar parte de tu locura
pondremos nuestras almas de partitura.
Toca para mi...